Flora y fauna de Malpica de Tajo



 

Cárabo (Strix aluco)

Etimología

El nombre genérico Strix proviene del latín "strix, -igis" y significa lechuza y el nombre específico aluco procede del latín "alucus, i" y significa "búho".

Descripción

Es una rapaz nocturna de mediano tamaño que puede alcanzar una longitud de 40 cm, una envergadura de 90 cm y superar los 600 g de peso. Tiene forma rechoncha, con una gran cabeza y no posee penachos. El plumaje es muy críptico con diferentes coloraciones entre individuos que nada tienen que ver con el sexo o la edad y que no cambian con el paso del tiempo (aunque se denominan fases de color). Se encuentran desde ejemplares grises hasta rojizos, pasando por una amplia gama de marrones intermedios. Posee alas cortas y anchas, como corresponde a una especie muy ligada a los bosques. El pico es amarillo y los ojos negros, con el borde del párpado rosado. Los tarsos y los dedos están emplumados, y las uñas son negras. A diferencia de la mayoría de estrígidas, tiene los ojos completamente negros, como los de una lechuza. Sin embargo comparte con el resto de parientes suyos una cabeza grande y redondeada, un disco facial marcado, unas alas y cola cortas, y unas patas con plumas. Por la parte dorsal es pardo con una hilera diagonal de manchas blancas a cada lado, y la parte ventral es pálida y listada. Imita muy bien el color de la madera. Existe un fuerte dimorfismo sexual en cuanto al tamaño, resultando por norma general las hembras mayores que los machos. Posado, su forma rechoncha y redondeada elimina la posibilidad de confusión con otras especies. En vuelo, sus alas relativamente cortas y anchas pueden ayudar a diferenciarlo de otras especies de tamaño similar.

Cárabo

Etología y hábitat

Su vuelo es potente, ágil y ondulante. Los aleteos son regulares, aunque hay planeos cortos. Aunque es difícil de ver, no teme al hombre, y a veces (de noche) puede estar un rato sobrevolando las cabezas de los excursionistas con el ánimo de expulsarlos de su territorio. Muchas veces sólo es visible su silueta al estar posado en un poste de carretera. Es más fácil de oír que de ver. Emite un aullido largo, aflautado y tembloroso: uuuuuuuuú. Especie fundamentalmente forestal, elige típicamente los viejos bosques de frondosas, aunque también es común en bosques de coníferas, sotos fluviales y encinares. Próximos al hombre también habitan jardines y parques urbanos. El cárabo es una especie no migradora que permanece en su territorio durante todo el año. Es uno de los búhos más nocturnos. Normalmente son monógamos y mantienen la misma pareja año tras año. El método de caza es la espera desde un posadero, aunque también lo hacen en vuelo especialmente a lo largo de cortafuegos, caminos, etc. Como le pasa a casi todas las aves rapaces, a menudo es perseguido de día por pequeños pájaros que lo molestan.

Alimentación

Tiene una dieta muy variada: caza ratas, ratones, ranas, escarabajos, lirones y pájaros que duermen. Se observán en algunos casos variaciones estacionales en su dieta. Es muy generalista en su alimentación, explotando una u otra presa según su abundancia o accesibilidad.


Reproducción

Utiliza como nido agujeros naturales en árboles, aceptando muy bien las cajas nido. En ocasiones puede encontrarse en oquedades de estructuras humanas o en nidos abandonados de córvidos. No aportan ningún tipo de material al nido. La época de cría comienza a mediados de marzo. Tiene una sola nidada anual de marzo a junio Pone de 2 a 5 huevos, con intervalos de 48 horas, casi redondos y completamente blancos. Son incubados durante 30 días y desde el primer huevo por la hembra, mientras que el macho aporta comida. Los pollos dejarán el nido a los 30 días, pero dependen de los padres para alimentarse hasta 3 meses después. Mientras la hembra incuba, el macho permanece casi siempre posado en las cercanías. Su presencia puede ser descubierta por un atento observador a causa del gran coro de chillidos de alarma que inician los pequeños pájaros cuando descubren al Cárabo. Sin embargo, suelen ser arrendajos y urracas las primeras que inician la alarma y alertan a los demás. El Cárabo permanece indiferente ante estos gritos, aunque vigila con ojos semicerrados. Durante la incubación el macho aporta las presas, casi siempre en cantidad excesiva para el consumo que la hembra puede hacer de ellas. Parece como si no calculara bien el período de incubación y pensara que ya los pequeños cárabos habían nacido. Por eso el nido del Cárabo despide frecuentemente un olor insoportable. Allí se pudren muchos ratones y musarañas. Si un intruso se aproxima de noche al nido puede ser atacado por la pareja, en especial por el macho. No todos los cárabos son agresivos, pero algunos extreman su fiereza atacando al hombre y produciéndole heridas en la cabeza y cuello con las afiladas uñas si no se extreman las precauciones. Más de un ornitólogo ha tenido que lamentar percances importantes en su físico. La mayoría de los cárabos, sin embargo, se limitan a dar pasadas sobre el intruso lanzando con fuerza su grito de alarma «¡¡kíuik!!» y ululando en ocasiones.