Flora y fauna de Malpica de Tajo



 

La Perdiz (Alectoris rufa)

Etimología

El nombre genérico Alectoris provienen del griego {alektoris, -idos} y significa "gallina". El epíteto específico rufa provienen del latín {rufus, a, um} y significa "rojo/a".


La perdiz roja (Alectoris rufa) es un ave de caza de la familia de faisánidos Phasianidae del orden Galliformes, aves gallináceas. A veces conocidas como perdices francesas, para distinguirlas de las grises o perdiz pardilla. Esta perdiz vive naturalmente en el sudoeste de Europa, Francia y península Ibérica. Se ha naturalizado en el sur de Inglaterra, donde fue introducida como especie de caza. Ha sido reemplazada en el sudeste de Europa por la muy similar Alectoris graeca. Es una especie terrestre no migratoria, que forma bandadas fuera de la temporada de reproducción. Se reproduce en tierras bajas secas, como las de agricultura y áreas abiertas pedregosas, poniendo sus huevos en un nido en tierra. Es una especie semillera para comer, pero en particular los jóvenes gustan de insectos como un esencial suplemento proteico. Su llamada es trisilabiada ka-chu-chu.

Descripción

Mide de 33 a 38 cm. Dorso de color pardo, algo rojizo; partes inferiores grises en el pecho, rojizas en el abdomen; collar negro estriado, flancos listados de castaño, blanco y negro; pico, anillo ocular y patas rojos. Juveniles pardos, sin barreado en los flancos; garganta sin borde negro; pico pardo.

Muda: Muda postnupcial completa, que suele estar terminada entre octubre y noviembre. La muda postjuvenil es parcial incluyendo todas las plumas del ave excepto las dos primarias más externas; suele terminar entre agosto y primeros de noviembre.

Sexo: Macho: con manchas negras amplias y brillantes en la base del pico y collar; espolones en ambas patas, de aspecto compacto y con anchura en la base superior a cuatro escamas; anchura del tarso a nivel del espolón mayor de 8’6 mm.; longitud del ala mayor de 158 mm. Hembra: con manchas negras más reducidas y de tono negro mate en la base del pico y collar; sin espolones, con espolones en una pata o en las dos, pero de aspecto puntiagudo y con anchura en la base inferior a cuatro escamas; anchura del tarso a nivel del espolón menor de 8’4 mm.; longitud del ala menor de 154 mm. Los juveniles pueden sexarse a partir de los tres meses de edad, cuando comienza a desarrollarse el espolón en los machos.

Perdiz

Edad: Pueden reconocerse 3 tipos de edad:

Juveniles:Con plumaje pardo en sus partes superiores; partes inferiores ocre, sin barreado en los flancos; garganta blanca sin borde negro; pico pardo; patas rojo pálido.

1º año otoño/2º año primavera: Con plumaje de adulto pero conservan las dos primarias más externas sin cambiar, que tienen una mancha blanca en la punta (¡Cuidado!, la mancha blanca de las primarias externas en postjuveniles puede ser pequeña o estar ausente por desgaste; comprobar la diferencia de tonalidad entre las plumas juveniles retenidas, más claras y desgastadas y las mudadas).

Adultos:Con todas las plumas del ala de la misma generación, con las dos primarias más externas de punta redondeada y sin mancha blanca.

Etología y hábitat

Su hábitat es muy variado, anidan en bosque de todo tipo, muestran preferencias por zonas arboladas, dehesas cerealistas y también se la puede localizar en algunos parques y jardines, aunque en menor proporción. La paloma torcaz se alimenta fundamentalmente de cereales, frutos y semillas. Normalmente se desplaza por el suelo dando pequeños saltos en busca de alimento. También suele acudir en verano a últimas horas del día a saciar su sed en pequeñas fuentes de agua. El vuelo es de un batir de alas enérgico. Su fuerte aleteo es algo de lo más característico de esta especie. Muchas veces la mejor forma de detectar su presencia es por el inconfundible sonido de sus primeros aleteos. Después realiza cortos planeos, para percharse en otro posadero. La paloma torcaz en vuelo de forma solitaria puede confundirse de lejos con otras especies como el cernícalo común o un gavilán. Aunque lo normal es verla en pareja o en bandadas. Su voz es un arrullo ronco, apagado gutural “Ku-kuu--ku-ku-kuruku-” que suele repetir de forma periódica.

Alimentación

La perdiz roja se alimenta tanto de productos vegetales como de pequeños invertebrados, variando la proporción entre unos y otros en función de la época del año y de la disponibilidad de los alimentos.

Reproducción

Los machos elaboran varios nidos rudimentarios en depresiones del suelo. En el nido elegido, la hembra deposita entre 9 y 18 huevos de color blanquecino, a veces con manchas, que incubará en solitario durante unas tres semanas y media. Los polluelos abandonan el nido casi inmediatamente después de la eclosión, aunque permanecerán juntos hasta el año siguiente. Tienen un elevado índice de mortalidad en el este primer año de su vida.

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Es la pieza de caza de caza menor por excelencia, cuya práctica genera muchos ingresos en las afortunadas zonas, como en nuestro pueblo, en las que abunda. Actualmente prácticamente sólo se caza en la modalidad de ojeo, aunque, para mí, la caza auténtica y más deportiva de la perdiz es a salto, con un buen perro de muestra y cobro (dragtar, braco, pointer, setter o bretón) ya que en esta modalidad se practican todas las fases de la caza, selección de la zona más adecuada, estrategia de caza, búsqueda de la pieza, abatimiento y cobro, mientras que en la modalidad de ojeo sólo interviene una fase (la del disparo, es una práctica de puntería, como el tiro a la codorniz) ya que ni tan siquiera cobran las perdices abatidas los tiradores sino sus "secretarios", es extirpar de la actividad cinegética las fases más importantes y auténticas y convertir la caza en un mero ejercicio de puntería de caseta de feria. Mi tío David, cuando se jubiló, solía tener algunos perdigones que cuidaba con cariño paternal y usaba para el reclamo. Es un tipo de caza muy sofísticada y profesional que requiere una dedicación total: cria y enseñanza de los pollos, preparación y mantenimiento de los útiles, elección del terreno, época y hora más adecuadas, etc. He pasado tardes inolvidables al reclamo en las que, la mayoría de las veces, el lance cinegético terminaba "perdonando" a la perdiz. Se trataba de "ver trabajar" al pájaro y disfrutar de sus enconados esfuerzos para atraer a las hembras.


En el vídeo siguiente puede verse una perdiz encamada en pleno campo, hasta ahí nada que no hayamos visto en muchas ocasiones, lo extraordinario es lo que esconde bajo su cuerpo y que, a pesar de ser un animal de natural desconfiado y que rehuye la presencia humana, no se separa de su extensa parvada o pollada para protegerlos. Fue grabado por un amigo de mi primo con la cámara del móvil.