Flora y fauna de Malpica de Tajo



 

El Petirojo (Erithacus rubecula)

Etimología

El nombre genérico Erithacus provienen del latín {erithacus} que a su vez procede del griego {erythainoo} y significa "enrojecer, poner colorado". El epíteto específico rubecula provienen del latín {rubrus, a, um} y significa "rojo".

Descripción

Partes superiores pardo oliváceas; pecho, garganta y frente rojo anaranjado; abdomen blancuzco; sexos iguales. El petirrojo es un pájaro con claro dimorfismo sexual, al igual que otras muchas especies de aves. Tiene el pico fino, como todas las aves que se alimentan básicamente de insectos. Los machos adultos se distinguen por su pecho y frente rojos enmarcados en colores grises plomizos. La parte superior es pardo olivácea y el vientre blanquecino; su cuello es corto. Existe la posibilidad de confundirlo con el papamoscas papirrojo, que, sin embargo, es de tamaño mucho menor. El petirrojo mide 14 cm. y el papirrojo sólo 11.5. Además, el papirrojo tiene una cola de raíz blanca y el rostro gris. Los jóvenes petirrojos presentan manchas pardas, siendo característicos sus grandes ojos oscuros. Su rostro, pecho y flancos están franjeados de color pardo oscuro. La hembra del petirrojo es de tamaño algo menor y de colores pardos, mucho menos llamativa que el macho.

Petirojo

Etología y hábitat

Si hubiera que conceder a una de nuestras aves la palma de la familiaridad, ¿quién se la llevaría mejor que el Petirrojo? Su silueta rechoncha y viva, brincando entre las hojas secas en busca de gusanejos es bien conocida de los paseantes, que no dejan de notar la presencia de esta pequeña bola con pechera de color rojo vivo. De hecho, el Petirrojo Europeo esconde bien su juego, pues su mal carácter podría perjudicar la amistad que se le concede. Pero es de admirar la energía que despliega un animal tan pequeño en la lucha por la vida. En él, el rojo es una señal de alarma, mientras que en los colirrojos, el color de su cola es sólo un medio primitivo de reconocimiento. La visión de otra pechera roja provoca en el petirrojo una serie de actitudes de intimidación que se acentúan hasta que uno de los protagonistas huye, por lo general, antes de llegar a la lucha. El canto delimita el territorio y evita conflictos. Las hembras cantan solamente en invierno, período en el cual defienden un territorio propio, a menos que el tiempo se muestre extremadamente riguroso, en cuyo caso aplicarán todas sus energías a la búsqueda y consecución del alimento necesario para subsistir. A mediados del invierno la hembra comienza a buscar pareja, eligiendo entre los machos que cantan.

Habita en los sotos, bosques húmedos, frondosos y mixtos, con abundante sotobosque y espesa capa de hojas muertas o de musgo, parques y jardines con maleza. Tiene preferencia por la cercanías del agua. Se encuentra por cualquier lugar. Es muy aficionado a los posaderos bajos y a comer en el suelo, en cualquier claro rodeado de árboles o arbustos. Frecuentemente se le puede encontrar en caminos y senderos con vegetación, correteando como un ratoncillo. Es un migrante parcial, aunque en ciertas latitudes realiza largos desplazamientos. En nuestra península sólo cría en el norte y en las montañas. En invierno es más abundante por la llegada de migradores europeos. La mayor densidad de invernantes se da en las regiones mediterráneas y en la franja costera cántabro-atlántica, donde la bonanza ambiental es garantía de que rara vez se hiele el suelo.

Alimentación

Insectos, larvas, gusanos, arañas y bayas.

Reproducción

La hembra construye el nido con hierbas, hojas secas y musgo, en un hoyo, agujero de árbol, muro o alero; pone, de abril a junio, de 3 a 6 huevos blancos, casi siempre con puntos y motas pardo rojizas, cuya incubación dura de 13 a 14 días, sólo por la hembra; los padres alimentan a los pollos, que dejan el nido sobre los 14 días; dos crías.